martes, 10 de diciembre de 2013

VIDA: SINTESIS DE LA VIDA

SÍNTESIS DE LA VIDA

En mis tiempos, el establecimiento de relaciones con las personas se derivaba de toda una carga cultural que fuimos aprendiendo y aprehendiendo de la manera tradicional, sobretodo aspectos de ellas como el factor "cara a cara", que si bien es cierto que aún tiene una importancia radical en un vínculo, ahora con los medios electrónicos con que contamos y la facilidad para acceder a ellos nos permiten eliminar tal importancia -por lo menos en un principio- de esta condición.
Tradicionalmente las personas nos vamos vinculando con los demás a través del contacto que se logra en los lugares comunes de encuentro, es decir que el ir a un antro implica que las personas que en éste encontraremos poseen una serie de aspectos en su persona y personalidad que definimos como afines a los nuestros. Por ejemplo los rangos de edad (que corresponden a la que dicho lugar permite para sus clientes), nivel socioeconómico (que se determina desde la manera en que se arriba al lugar -auto propio o taxi-, la manera de vestir -tipo y calidad de la ropa- y hasta el lugar que se ocupa durante la noche en el establecimiento -la mesa implica consumo de botella, en tanto otros acostumbran deambular con la típica cerveza o el tranquilo refresco en mano-), incluso pueden determinarse aspectos del comportamiento y de los hábitos (como la música preferida -que es la que tocan en el lugar-, el consumo de alcohol y tabaco, la interrelación con sus amigos y cuestiones que parecerán frívolas como el poseer ritmo y destrezas dancísticas, aunque también si no se les tiene y el no darle demasiada importancia ante el ridículo).
No todo se queda ahí. En una conversación es posible también descifrar a quien esté enfrente de nosotros. Cuando se dialoga con alguien no sólo nos permite enterarnos de lo que quiere que sepamos de su persona, sino además podemos conocerle de acuerdo a la selección de tópicos que desea tratar en la charla. Es decir que no basta el sólo enterarnos de sus destrezas sexuales -por ejemplo- sino que además se le puede analizar el por qué de todo el universo de temas se ha escogido ese. ¿Por qué no hablar de la inestabilidad monetaria, de las consecuencias de la legislación de la pena de muerte, de los últimos hallazgos planetarios en nuestro sistema solar?
La evasión de la propia realidad depende de cada quien, en tanto no se confunda a terceros. Es cierto que en persona uno puede crearse para sí y los demás una imagen, un personaje, un alter ego, pero es más fácil comprobarlo.
Es por ello que es mucho más sencillo exteriorizar la intimidad de pensamientos, sentimientos y reflexiones que normalmente no haríamos ante quienes nos conocen y consideramos que en nuestra debilidad pueden revertirnos lo dicho.
Efectivamente las cosas ya no son como "en mis tiempos", cuando nos prevenían de los peligros de hablar con extraños. Siguen siendo extraños los que ocupan la otra silla, extraños ante quienes la lejanía en la geografía terráquea no implica la falta de confidencialidad (casa), entonces no requieren limitaciones de la sinceridad.
No hay que menospreciar la intensidad de una relación según el lugar donde se haya originado, al igual que podría conocerse al amor de la  vida o al   mejor amigo al cruzar la calle.
Los puntos de encuentro no importan ya tanto como antes, lo importante es que están ahí; ciertamente hay que tomarse sus reservas ante lo desconocido de aquel con quien platicamos, por eso no hay que tomárselo demasiado en serio. Las personas mayores  nos deben  permiten relajar la realidad, no evadirla.
Aquel cuya ambición se arrastra en lugar de elevarse, que está siempre indeciso, que retarda las cosas en vez de actuar, lucha en vano contra el fracaso. ¿No es imprudente el que viendo que la marea avanza hacia él, se queda dormido hasta que el mar lo arrolla? ¿No es tonto el que, dándosele la oportunidad de mejorar, se queda deliberando hasta que, en vez de él, escogen a su vecino?
Sólo la acción le da a la vida su fuerza, su alegría, su propósito. El mundo siempre determinará tu valía, por lo que realizas. ¿Quién puede medir tus talentos por los pensamientos que tengas o las emociones que experimentes? ¿Y cómo demostrarás tus habilidades si siempre quieren que seas espectador?
La adversidad es también tu maestra.
Poco es lo que aprenderás de tus victorias, pero cuando seas empujado, atormentado y derrotado adquirirás un gran conocimiento, porque sólo entonces te familiarizarás con tu ser verdadero, ya que al fin, estarás libre de los que te adulan. ¿Y quienes son tus amigos? Cuando la adversidad te abrume, será el mejor momento para que los cuentes.
Ten siempre Fe en que las condiciones cambiarán, aunque en tu corazón haya un gran peso, tengas el cuerpo lacerado y la bolsa vacía y no haya nadie que te consuele… persevera. Del mismo modo de cómo estas seguro que el sol volverá a aparecer, tu periodo de desgracia debe tener un final. Siempre ha sido así y siempre será.
Los amigos muertos, los empleos fallidos, las palabras que hirieron, las penalidades inmerecidas, el dinero perdido, las heridas que no sanan, las metas no alcanzadas, las ambiciones destruidas, las lealtades quebrantadas…
¿No conserves todo ese nocivo acervo como si tuviera algún valor? ¿No permitas que esas telarañas de infancia se extiendan por el ático de tormento hasta que ya casi no hay lugar para un pensamiento feliz acerca del presente?
Traza tus planes hoy mismo. Pregúntate dónde estarás, de aquí a un año, si todavía vas a estar haciendo lo mismo que estas haciendo ahora. Luego decide dónde preferirías estar en términos de riqueza o posición o cualquiera otra cosa que sea tu sueño. En seguida planea lo que tienes que hacer, en los próximos doce meses, para alcanzar tu objetivo.
Y final mente, ¡hazlo!
Nunca desperdicies ningún esfuerzo en elevarte a algo que no eres, por agradar a otros. Jamás te pongas mascaras falsas para satisfacer la vanidad. Nunca te esfuerces porque te estimen por tus logros, o dejaran de estimarte por ti mismo.
Psic. Miguel Ángel Caudillo

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